MI OTOÑO


Nací en la estación de verano.
De oro fulgido y ataviado con vergeles.
Hoy; con muchos veranos a cuesta,
camino por el prado otoñal.
Tan bello,tan dulce,tan lleno de recuerdos.
A la vera del camino,me acompañan una fila de olmos,
con sus hojas amarillas centellantes,
como maravedíes de oro,
que al caminar,dejan oír
su suave crepitar bajo mis pies.
¡ Y el cielo!...
De una pureza tan natural
que mirándolo,sentí que era el único.
La idea misma de lo azul.
De pronto...
El aire se envuelve con el aroma del tomillo.
Pequeños matorrales grises,bordean el sendero.
Me incliné ...
Y comencé a cortar,un ramillete
hasta formar un manojo
salvaje y áspero,
en el que; de cuando en cuando
sumergía la nariz,
para aspirar aquel perfume
embriagador y nostálgico.
El acto de ver los matices del otoño
me apartan siempre del mundo exterior,
sin brusquedad, y me sumerge
en la vida integra.
Me transformo en una unidad sin fisura
y empiezo a " verlo todo",
a ser consciente de mi vastedad en el tiempo.
Podría,entonces,recitarme como un canto
hecho de centenares de vocales,
de consonantes y de notas diferentes,
que constituyen una sola estrofa
armoniosa y precisa.
El otoño me otorga
a menudo esta conciliación.
Es una estación desprovista
de promesas visibles
y de futuros renovadores.
El otoño acompaña mi corazón,
el verano esta en mi alma.
¡Así! ...Vivo mi otoño.

     Julio Carbonero López